Bangladesh ha clausurado 18
fábricas textiles desde el mortal derrumbe
û Los muertos suman más de 800 personas
mientras sigue el rescate de cadáveres
Las autoridades de Bangladesh han clausurado 18 empresas textiles
por considerarlas inseguras desde que un
edificio en el que cosían unas 3.000 personas –la
mayoría mujeres jóvenes- con otras tantas máquinas de coser se derrumbara, el
24 de abril, como si fuera de cartón y causara la mayor tragedia industrial de
la historia. Los fallecidos han superado este miércoles las 800 personas. Como
los cuerpos atrapados entre los restos del edificio han empezado a
descomponerse, es imposible identificarlos visualmente y hacen faltan análisis
de ADN.
"Nos aseguraremos de
que se cumplen las normas de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT)", ha declarado el ministro del Textil, Abdul Latif Siddique, a
France Presse. La mera existencia de un ministerio del ramo da idea de lo vital
que es este sector para la economía: supone el 70% de las exportaciones y el
17% del PIB. "Hemos comprobado que los que aseguran ser los más
cumplidores no han cumplido completamente la normativa sobre
construcción", ha dicho el ministro sin detallar más.
Las empresas occidentales
implicadas en este derrumbe han insistido en que la supervisón de los edificios
es competencia de las autoridades locales. De todos modos, vista la magnitud de
la tragedia -que se suma a un incendio que mató a 112 personas en otra fábrica
de Bangladesh en noviembre- las compañías se plantean acordar unas condiciones mínimas de seguridad para evitar accidentes e
incendios que también incluyan inspecciones de las construcciones. La ONG Human
Rights Watch denunció tras el último accidente que el verano pasado solo había
18 inspectores para supervisar los 100.000 talleres del entorno de la capital,
Dacca.
El accidente, que se
produjo un día después de que los trabajadores denunciaran la aparición de
grietas en el edificio Rana Plaza y horas después de que algunos capataces les
obligaran a trabajar pese a sus reticencias, ha puesto en entredicho las
condiciones en las que se trabaja en los talleres donde se cose ropa que venden
grandes marcas occidentales.
El Gobierno bengalí,
preocupado de perder ese inmenso negocio que es el textil (supone el 17% del
PIB), anunció el lunes la creación de una comisión de investigación que
liderará el ministro del Textil.
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